Desde que la legislatura de Chubut aprobó la ley I 790, conocida como ley Salomé, pasaron siete meses. La iniciativa legal surgió como una necesidad por parte de productores y usuarios de Cannabis Medicinal de estar bajo un marco que garantice la seguridad, el acceso a material vegetal y preparados de calidad; la reglamentación es el paso necesario que se hace esperar ¿Cuáles son las posibles consecuencias de una demora en la aplicación efectiva?
“Será reprimido con prisión de cuatro (4) a quince (15) años y multa de cuarenta y cinco (45) a novecientas (900) unidades fijas el que sin autorización o con destino ilegítimo (…) siembre o cultive plantas o guarde semillas, precursores químicos o cualquier otra materia prima para producir o fabricar estupefacientes, o elementos destinados a tales fines” es uno de los artículos de la ley penal 23.737 que sanciona la tenencia y tráfico de estupefacientes leído por Damián Domínguez, abogado, Presidente de 4 Almas ONG de Cannabis Medicinal de la Patagonia, y primer orador del encuentro que tuvo sede en el Galpón de la Mercante en Dolavon en el marco de la Reglamentación de la ley Salomé. El valor de la multa no es lo único desactualizado en el texto que mencionó Damián, sino las personas que pueden ser sometidas a la cárcel o multados, en el mejor de los casos. No hay grises: la tenencia y tráfico es un corta aguas entre quienes operan desde la ilegalidad y las personas bajo el paraguas de la ley de Cannabis Medicinal sancionada en 2017, que fue un aliciente para un amplio sector que se vio arrojado a la clandestinidad durante décadas. Aclaremos, la ley 23.737 es una legislación de 1989.
No es un dato de color que los actores involucrados en la producción y uso de cannabis con fines medicinales ponen en juego su salud y libertad, es una realidad que hoy por hoy los empuja al borde de la ilegalidad y que puede impedirse gracias a la acción directa de la reglamentación de la ley Salomé. En este contexto, referentes y actores del sector han generado diversos encuentros para dar a conocer su trabajo y su situación con la premisa de que las leyes brindan derechos y la visibilidad gana el reconocimiento social. El encuentro nucleado en el Galpón de la Mercante de Dolavon puso el tema en boca de Mailen de Rito, médica pediatra diplomada en Cannabis Medicinal; Gregorio Bigatti, Investigador Principal del CONICET y Director del Programa de Cannabis del CENPAT; Isabel Riquez Bark, Diplomada en lineamientos para uso de Cannabis y cadena productiva de Cannabis en Argentina y Damián Domínguez, abogado y Presidente de 4 Almas ONG y Secretario de la FECCA (Federación de Clubes Cannábicos de Argentina). Desde las distintas disciplinas hay un hilo común que puja por acercar la planta a una sociedad acostumbrada a la prohibición y que apuesta por la educación como recursos para salir del prejuicio.
La exposición de Mailen introdujo al concurrido público de la Mercante —que incluyó interesados, familiares de pacientes y Concejales en busca de profundizar en la situación— sobre los efectos del Cannabis Medicinal y las patologías tratadas acercando un concepto interesante: “el efecto séquito sostiene que los compuestos de la planta de cannabis actúan en conjunto para crear efectos terapéuticos más potentes que los que producirían por separado” Los compuestos en cuestión son el CBD, el hiper conocido THC y para muchos los novedosos terpenos —compuestos responsables del aroma y sabor—; cuando los tres se combinan en un preparado se lo denomina Full Spectrum y sus efectos se potencian pero aquí viene el THC a opacar el asunto: al ser el principio psicoactivo, se lo suprime. Se apuesta por una ley que brinde lo mejor en materia de salud y esto incluye al THC, sin lugar a dudas. Pero el comportamiento de los compuestos del cannabis viene a enseñarnos otra cosa, y es la colaboración como factor potenciador; es alentador que confluyan en una fecha parte de la ciudadanía, del sector médico, científico, legal, productivo y legislativo en una verdadera sinergia.
—¿Qué es un clon? Preguntó Gregorio—, es una copia exacta, una réplica del ADN, contestaron, y es algo que todos seguramente hicimos alguna vez en la vida, cerró Gregor. Con un tupper, alcohol, una planta de cannabis en una maceta y tijera en mano explicó: “un esqueje es una copia exacta de una planta, replica el ADN gracias a que está compuesta de células totipotentes” Es decir, cualquier elemento de la planta al estar en contacto con las hormonas adecuadas genera raíces y crece hasta crear un clon de sí misma. Repasemos, Gregorio es Investigador Principal del CONICET y Director del Programa de Cannabis del CENPAT, y crea clones a tijera; es una manera de acercar el proceso, de democratizar el cultivo. La hormona para enraizar proviene del alga Undaria pinnatifida que colonizó las costas atlánticas de Puerto Madryn y cuyo compuesto, en contacto con el esqueje, contribuye al crecimiento. Es importante resaltar el uso de elementos regionales y de la accesibilidad del proceso, que da como resultado el material vegetal insumo de los aceites.
Todos podemos cultivar, pero hay que proponer y mantener buenas prácticas para garantizar trazabilidad y salubridad en los productos: este es uno de los elementos centrales que estructura la exposición de Isabel Riquez Bark. Especializada en la cadena productiva de Cannabis, sostuvo un discurso centrado en la necesidad de enmarcarse bajo un paraguas de prácticas comunes y regladas que permitan originalidad en los procesos pero que optimicen la calidad y sanidad del cannabis y derivados “nos están permitiendo hacer las cosas bien, hay gente que hace veinte, hace diez, hace cinco años cultivaba en la clandestinidad, respeto a esa gente que le puso el cuerpo a la oscuridad” dijo con una mezcla de reflexión y fuerza que caracterizó su exposición, para concluir que tiene que ser una ley para todos. Esta es la importancia de la reglamentación: la letra chica puede encorsetar o no contemplar una práctica o uso que deje gente afuera. Actualmente se contempla todo lo relacionado con semillas, plantas y productos derivados que también abarca la comercialización, o sea, la posibilidad de vender una cosecha o un derivado a otro eslabón de la cadena productiva que lo requiera. Operar por fuera de la idea que asocia comercialización de cannabis con ilegalidad y excesos es una tarea profunda y de largo aliento, pero que, dentro del marco de la legalidad ofrece la posibilidad de reeducarnos en el uso y consumo de esta planta milenaria. Los diversos participantes de la cadena productiva, son, en definitiva, propulsores de la sinergia, del efecto séquito que bien demuestra la planta.
Cerró quien abrió la charla: Damián explicó los contrapuntos del proceso de reglamentación y qué se permite mediante la ley provincial I790, que se enmarca en la Ley Nacional de Cannabis Medicinal pero que apuesta por la originalidad en la aplicación a partir de la salud “las provincias tienen la potestad en materia de salud, no es delegada a Nación, entonces funciona como marco para ampliar acciones, mecanismos y derechos” que, si bien en una primera instancia se asocian directamente al ámbito medicinal, son la plataforma para visibilizar e incluir legalmente a productores e investigadores de Cannabis.
El evento incluyó y terminó con aplausos cálidos, con intervenciones y consultas y experiencias de los asistentes, en un ambiente que recordó a anteriores encuentros y que anticipa nuevos, una continua y obligada sinergia para garantizar los derechos de todos y para todos.
Agradecemos la invitación a la Municipalidad de Dolavon.
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