Los avances en investigaciones y reglamentación a nivel nacional e internacional reconfiguraron nuestra concepción sobre el cannabis permitiendo, entre otros aspectos, las terapias con materia vegetal y derivados; es, en este contexto, en donde el aceite de cannabis cobró importancia y se consolidó como un aliado en el ámbito de la salud y la calidad de vida. El aceite se produce en diversos formatos denominados quimiotipos, cuya catalogación responde al porcentaje de composición variable de los elementos presentes en el extracto.
El aceite de cannabis es un extracto concentrado que se obtiene a partir de la planta de cannabis. Científicamente, se trata de una matriz lipídica que aísla y suspende en un vehículo oleoso, como el aceite de oliva, los principales compuestos químicos de la planta, que son los siguientes:
La eficacia del aceite de cannabis se sustenta en su interacción con el Sistema Endocannabinoide (SEC), un complejo sistema biológico presente en todos los mamíferos. El SEC actúa como un regulador maestro del equilibrio corporal al influir en funciones vitales como la percepción del dolor, la respuesta inflamatoria, los ciclos de sueño y el estado de ánimo.
Los fitocannabinoides, que son los compuestos del aceite, actúan como análogos de las moléculas que nuestro propio cuerpo produce, llamadas endocannabinoides. Al unirse a los receptores clave CB1 y CB2 del SEC, estos compuestos modulan y potencian las respuestas biológicas del organismo.
Esta compleja composición y su capacidad para modular el SEC son el motivo fundamental por el cual la ciencia y la reglamentación internacional han reconfigurado la concepción sobre el cannabis, consolidando al aceite como una terapia valiosa en el ámbito de la salud y la calidad de vida.
La planta de cannabis contiene una amplia variedad de compuestos entre los que destacamos los cannabinoides como el THC y CBD, los terpenos que son los aceites naturales encargados principalmente del aroma, y los flavonoides, que aportan la pigmentación. La familia de cannabinoides es más compleja y, más allá de los referenciados y ampliamente conocidos, encontramos otros como el CBG y CBN.
A partir de la combinación de estos compuestos presentes en el extracto podemos englobar tres tipos diferenciados de aceites, cada uno con una acción particular:
Contiene todos los compuestos de la planta como el CBD, diversos cannabinoides como el CBG y CBN, THC, terpenos y flavonoides. Al contener el total del espectro los compuestos trabajan en sinergia potenciando el efecto, en lo que se conoce como «efecto séquito».
Extracto muy similar al Full Spectrum con la particularidad de que no contiene THC, y se mantienen los restantes compuestos como cannabinoides menores, terpenos y flavonoides. El amplio espectro logra un efecto séquito parcial cuya acción es más efectiva que un aislado de un único compuesto -como el CBD- pero no logra una sinergia total por ausencia de THC.
Son aceites que contienen un único compuesto aislado al 99% de pureza o más; los cannabinoides menores y restantes compuestos como terpenos y flavonoides, fueron eliminados. Al consistir de una única molécula su acción es directa sobre los receptores biológicos. Este extracto no produce ningún tipo de efecto séquito ya que no se logra la sinergia entre una variedad de componentes.
A la vez, los aceites full spectrum cuentan con tres clasificaciones según la proporción de THC y CBD —los compuestos activos principales— que contengan:
Los efectos y beneficios del aceite de cannabis se asocian principalmente a la formulación del producto. La variación en los compuestos tiene una explicación histórica y legislativa en donde se aprobaron y comercializaron únicamente aceites con extracto de CBD para dejar por fuera los elementos psicoactivos de la planta contenido en el THC. A través de diversos estudios y experiencias de usuarios documentadas se concluye que el aceite full spectrum logra maximizar los resultados a través del denominado efecto séquito. A fin de no estribar un tratamiento en preconceptos, es imprescindible que se realice exclusivamente por prescripción médica en función de las necesidades de cada paciente.
Algunos de los principales beneficios, respaldados por la experiencia clínica, incluyen:
Uno de los usos más comunes. Se ha demostrado su eficacia en el manejo de dolores crónicos, neuropáticos, musculares y articulares, incluyendo condiciones como la artrosis, el dolor de columna y el nervio ciático. Los especialistas confirman que es un potente antiinflamatorio y analgésico.
El aceite de cannabis es un gran aliado para la salud mental. Ayuda a relajar el cuerpo y la mente, mitigando los síntomas de la ansiedad, el estrés y los ataques de pánico. En pacientes con trastornos del neurodesarrollo, por ejemplo, se ha observado una mejora significativa en la irritabilidad y el retraimiento social.
Promueve un descanso más profundo y reparador, ayudando a regular los ciclos de sueño.
Gracias a sus antioxidantes y ácidos grasos, es ideal para el cuidado de la piel. Se utiliza en cremas y ungüentos para hidratar, reducir la inflamación y tratar afecciones como el acné y la dermatitis.
El aceite de cannabis no es adictivo y sus efectos son terapéuticos y calmantes. En cuanto al mito de si el aceite de cannabis engorda o adelgaza, no existe evidencia científica concluyente que relacione su consumo con cambios significativos en el peso.
El método de consumo más eficaz es el sublingual: se colocan las gotas debajo de la lengua y se mantienen por al menos 60 segundos antes de tragar. Esto permite una absorción rápida a través de las mucosas, con un efecto que se siente en aproximadamente 30 minutos y dura varias horas.
La dosificación es única para cada persona. Como señalan los especialistas, es un «traje a la medida» que no depende del peso o la edad, con lo cual, la dosis debe ser siempre determinada y supervisada por un profesional de la salud con experiencia en la materia.
Otras formas de consumo incluyen:
Las extracciones de aceites de cannabis son una terapia efectiva para mascotas domésticas como perros y gatos, también para uso en equinos y exóticos. La eficacia del tratamiento se debe a que el grupo mencionado, al igual que los humanos, poseen el sistema endocannabinoide que interactúa con los cannabinoides del aceite.
Se aplica para manejo del dolor, convulsiones, distemper, ansiedad y trastorno de la conducta, oncología como paliativo y enfermedades de la piel entre otras. Sus principales beneficios son que funciona como un analgésico natural, un neuroprotector y aporta calidad de vida al lograr mantener las funciones vitales y el comportamiento natural del animal.
La calidad de un aceite de cannabis con fines terapéuticos se define por su seguridad, consistencia y composición verificada, más allá de su presentación o costo. Dado que la dosificación debe ser un «traje a la medida» determinado por el profesional de la salud, solo un producto rigurosamente estandarizado puede garantizar la estabilidad y la sostenibilidad del tratamiento a largo plazo.
Para que un extracto sea considerado apto para uso medicinal, debe adherirse a dos pilares fundamentales:
Este es el requisito fundamental y donde el paciente debe enfocarse: asegurar que el producto haya sido sometido a un análisis químico riguroso en una institución de confianza. En un contexto donde la regulación del producto final aún se consolida, la garantía reside en la trazabilidad de ese análisis para el lote específico.
El cultivador autorizado o el dispensador del producto debe poder presentar la documentación que certifique los resultados del análisis del lote. Esta es la única vía para garantizar la trazabilidad y la seguridad.
En Argentina contamos con instituciones públicas y académicas de renombre que llevan adelante estudios para verificar que no hayan sustancias nocivas y conocer la cuantificación de cannabinoides; entre ellas se encuentra el CONICET a través de sus laboratorios de especializados o Universidades Nacionales que realizan análisis de control de calidad bajo estrictos estándares científicos
Para conseguir aceite de cannabis de manera segura en Argentina, es fundamental conocer la ley. El uso medicinal está amparado por la Ley Nacional 27.350 y el programa REPROCANN, que permite a pacientes, médicos y ONGs el acceso y la producción legal.
Para garantizar la calidad del aceite es importante que la producción provenga de una fuente legal y confiable, y que cuente con certificaciones de laboratorios que detallen su composición, incluyendo porcentajes de cannabinoides y la ausencia de metales pesados o pesticidas. Esto permite consumir un producto seguro y estandarizado en cada una de sus elaboraciones, lo que asegura la estabilidad y sostenimiento del tratamiento.
Aunque el cannabis tiene un perfil de seguridad muy alto, es fundamental ser consciente de las contraindicaciones e interacciones. Si estás tomando otros medicamentos siempre se debe consultar con el médico de cabecera, ya que el CBD puede alterar la forma en que el cuerpo procesa ciertos fármacos, nunca mezcles medicamentos con aceite de cannabis sin supervisión médica. Además, el uso de cannabis está contraindicado durante el embarazo y la lactancia.